Creditos y Recuperación

martes, 27 de febrero de 2007

Banca Estatal

Escribe Kurt Burneo
Un aspecto fundamental en cualquier esfuerzo orientado a incrementar la intermediación financiera en el país está referido al desarrollo de la banca pública. Un papel clave dentro de esta problemática lo detenta el Banco de la Nación (BN).
Cuando en el 2001 iniciamos el desarrollo de nuevos productos y nuevos canales de atención a los clientes, enmarcado en un proceso de expansión y modernización de su infraestructura fisica, tecnológica y de recursos humanos siguiendo un plan estratégico multianual, era claro el objetivo de pasar de un BN que sólo servía como una simple ventanilla de pagos a uno prestador de servicios, los cuales no tendrían nada que envidiar a los prestados por la banca privada; en nuestra administración se desarrollaron nuevos canales de atención como fue el lanzamiento de la tarjeta de débito, el uso de la página web para el pago de impuestos, el programa de préstamos multired, el programa de préstamos a las Mypes. Entonces el reto de la nueva administración del BN era continuar con el camino trazado en el plan estratégico de la institución; al parecer luego de medio año de gestión pareciera haberse dejado de lado dicho plan.
Sólo a manera de ejemplo miremos lo que está pasando con el programa de préstamos Multired. Este programa lo implementamos en el 2001 para que trabajadores de la administración pública y pensionistas que no eran sujetos de crédito para la banca privada pudieran acceder al crédito descentralizadamente y a costos razonables, un elemento fundamental de este programa es el mecanismo de recuperación de estos créditos: el descuento automático que el banco hace al abonarse la planilla; no obstante este mecanismo, en todos los casos se exigía además un aval, porque podrían darse una serie de eventualidades que podrían limitar la eficacia del procedimiento de recuperación antes descrito, y claro que la exigencia de aval originaba una menor tasa de expansión de los créditos pero ello era absolutamente preferible puesto que ello también posibilitó que el nivel de recuperación de los créditos anduviera en promedio por el 99.98%.
Es preocupante que ahora se haya modificado el programa ya existente, el cual dirigido a los maestros (lanzado como un “nuevo” programa curiosamente a renglón seguido del proceso de evaluación de éstos) otorgándose ahora los créditos sin aval a maestros nombrados y jubilados. Es obvio que esto implica más riesgo no sólo porque en el caso de los maestros no pocos de ellos tienen ya créditos con otras instituciones, que si bien ahora están al día en sus pagos (créditos con categoría normal) nada garantiza que continúen en similar condición, por un lado, pero además por otro existen una serie de eventos que podrían complicar la recuperación de los créditos, por ejemplo la ocurrencia de sentencias judiciales que impliquen embargos de ingresos por pensiones alimentarias o licencias sin goce de haber, originarían que el banco no tenga de donde descontar las cuotas del préstamo tomado, entonces ¿a quién el banco le va a cobrar el préstamo? Con ello se deterioraría su cartera de colocaciones y tendría por lo tanto que distraer parte de su capital de trabajo para provisionar estos créditos con problemas reduciéndose así sus posibilidades de expansión futura. Además desafiando un principio fundamental de finanzas, no obstante el mayor riesgo de estos créditos inexplicablemente la tasa de los mismos se reduce. Para agravar el riesgo futuro se tiene noticias que la actual administración estaría ampliando este programa para militares y policías. Obviamente estos adversos desarrollos les daría en la yema del gusto al grupo de escépticos y críticos de siempre a la participación del Estado en este tipo de operaciones, por eso es que se necesita retomar el manejo técnico de este programa y asegurar así la continuidad exitosa que creo yo no debería ser puesta en riesgo.

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