Naturaleza e innovación en las regiones

domingo, 4 de marzo de 2007



Javier M. Iguíñiz Echeverría.
Jefe del Departamento de Economía de la PUCP.


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Es de amplio consenso que una tarea de los gobiernos es promover la elevación de la productividad y competitividad económica así como diversificar la mayor cantidad posible de sus actividades económicas. Con el fin de contribuir a ese objetivo sugerimos partir de dos miradas a la peculiar geografía de muchas de nuestras regiones: la relativa a las dificultades geográficas para llegar a los principales mercados y la que destaca la megadiversidad del país.
1. Transformar antes de transportar
La descentralización económica supone revertir la desventaja de la distancia desde muchos pueblos a los principales mercados. Para ello hay que construir carreteras y mantenerlas. Una tarea ineludible para los gobiernos de todos los niveles es esa. Cuáles deben ser esas carreteras supone cálculos específicos y detallados que ya se han hecho para algunas regiones como, por ejemplo, Cajamarca. Pero eso no es sino un paso, incluso uno menor de todo el proceso para constituirse como regiones competitivas en una gama amplia de productos y desde diversos valles; esto es, no solamente en algún producto y lugar minero, energético o pesquero. Lo más importante en el largo plazo es cambiar aquello que se transporta. Hay que pasar de productos con mucho peso y poco valor a otros que valgan mucho por unidad de peso. Ello supone innovar en la elección de los bienes que se producen y/o transformarlos para que pierdan peso y aumenten de valor. De ese modo, el componente de transporte en el costo unitario del producto será pequeño y cada vez menor, y estar a muchos kilómetros del mercado no será una desventaja importante respecto de los que produciendo el mismo producto se encuentran económicamente más cerca. "Transformar antes de transportar" puede ser una consigna adecuada.
Esto es importante, además, porque las carreteras son siempre de doble vía. El sentido económico de recordarlo no es por lo ancho de la carretera sino que es porque las vías no solo permiten "sacar" los productos. También facilitan la llegada de productos competitivos de otros valles y regiones, e incluso del extranjero, lo que acelerará la quiebra de algunos productores locales y promoverá la concentración geográfica de la producción rentable en menos lugares y, con ello, una mayor migración y más rápido despoblamiento. La carretera trae y lleva todo lo bueno y malo de los puntos que conecta; trae oportunidades pero también las quita.
Finalmente, la agregación de valor in situ es importante porque desde muchos lugares de la Sierra y de la Amazonía hay que transportar los bienes producidos por carretera, cosa que resulta desventajoso cuando se tiene que competir con productos de bajo valor por unidad de peso, por ejemplo, arroz, que vienen de mucho más lejos –en términos de distancia– pero que se transportan mucho más económicamente por agua.
2. Producir poco de muchas cosas y no mucho de pocas cosas.
La descentralización en el Perú supone elevar la competitividad de actividades que se realizan no solo en zonas alejadas sino también agrestes, en medio de grandes accidentes geográficos, muchas veces en valles pequeños, unos muy distintos de otros en altura, clima y cultura. De ahí, la gran biodiversidad que nos caracteriza como país. En un mundo económico en el que la competencia se realiza a menudo en base a "economías de escala", esto es, al abaratamiento por aumentos en el volumen de la producción de las empresas, desde muchas regiones del Perú es necesario pensar las tecnologías adecuadas de otra manera que la usual en el extranjero o en las grandes ciudades. Como la distancia, la megadiversidad que caracteriza al Perú también tiene su precio en términos económicos, a no ser que se la convierta en una aliada. Buena parte de la tecnología pensada para operar al nivel del mar y para grandes volúmenes de producción sirve de poco en muchas de las regiones del país. Por eso resulta necesaria una tecnología correspondiente a la biodiversidad existente, no la que correspondería a las explotaciones de la pampa argentina. "Producir poco de muchas cosas y no mucho de pocas cosas" puede ser una segunda consigna en muchas de las regiones del país.
Pero a lo señalado hace falta añadir un punto. Producir en poca cantidad y vivir bien supone que lo poco que se produce sea de alta calidad para que su precio permita vivir adecuadamente a la familia productora. Producir poco y malo es pobreza. Los gobiernos de todos los niveles y la cooperación internacional deben aumentar su aporte a la adaptación de la tecnología a las condiciones de las regiones del país. Una relación mayor entre CONCYTEC y los gobiernos regionales y locales facilitaría una rápida selección y adopción de tecnologías apropiadas, propias y ajenas, a esas condiciones geográficas y a las exigencias de calidad.
Trataremos en otra oportunidad otros aspectos del problema como los medioambientales, los educacionales y los poblacionales.
Este artículo lo puede leer también en: http://aeperu.blogspot.com

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