Kurt Burneo
Con el fin de año e inicio del presente los comentarios económicos e incluso la reciente presentación del balance económico del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) han estado muy sesgados hacia los grandes números de la economía: Nivel de actividad, precios, inversión, precio del dólar, etc. El caso es que no pocos de estos términos y asuntos aparte de ser poco entendibles para el común de los ciudadanos, ha implicado dejar de lado otros, en los que pensamos que por las implicancias que tienen sobre el día a día de nosotros, el MEF bien podría tomar una mayor iniciativa. Por razones de espacio me limitaré a presentar sólo tres: Las distorsiones del Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT), la inconexión entre el mercado educativo y laboral y la expansión (inducida) de costos para todos –no compensados- expresados en mayores congestiones vehiculares y contaminación ambiental, explicada por la existencia de una suerte de control de precios sobre los combustibles. Veamos en que consisten estos casos.
Distorsiones en el Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT). Todos los días nos enteramos de accidentes en distintas vías urbanas y del interior del país; muchos de los cuales han originado pérdidas de vidas humanas, asociándose gran parte de estos sucesos a la temeridad de los conductores, sobretodo de los vehículos de servicio público. El caso es que si bien por mandato legal todo vehículo debe contar con el SOAT; ¿Porque el precio a pagar por este, es el mismo, independientemente de la perfomance de cada conductor? ¿No debería ser dicho precio mayor para aquellos conductores cuyos historiales (records de conductor) presentan una alta frecuencia de accidentes y/o papeletas de tránsito? Al ser el precio del SOAT igual para todos, resultaría que aquellos conductores que tienen una baja cuando no inexistente ocurrencia de accidentes y/o infracciones terminan subsidiando a aquellos conductores irresponsables, no generándose por tanto ningún disuasivo económico para estos últimos y prescindiéndose así de una útil penalidad frente a tanta imprudencia e irresponsabilidad que observamos hoy en calles y carreteras.
Inconexión entre el Mercado de Servicios Educativos y el Laboral. Ahora que muchos jóvenes han egresado de la secundaria y están por postular a distintos centros de educación superior, el tema es particularmente relevante. En economía, se señala que hay una falla de mercado cuando por ejemplo no existe en él información adecuada para que los que compran y los que venden puedan tomar decisiones eficientes. Y frente a ello, el Estado es el llamado a cubrir tal carencia y así hacer plausible un mayor nivel de eficiencia en los mercados.
Por ejemplo, en el mercado de servicios educativos actualmente se siguen entregando autorizaciones de funcionamiento para nuevas universidades que ofrecen especialidades que evidencian claros problemas de sobreoferta; con el agravante que los estudiantes al carecer de información básica no tendrían posibilidad alguna de tomar una decisión eficiente... Contar con la información sobre la demanda laboral (es decir que tipo de profesionales y/o técnicos requiere el mercado) ayudaría a evitar el desperdicio de recursos públicos y privados en el mercado de servicios educativos.
Cuasi control de precios de combustibles y mayores costos (no compensados) para todos. Mientras que en el año 2007 el precio internacional del petróleo se incrementó en un 47.4% los combustibles en el Perú sólo lo hicieron en 6.45%,. Este resultado fue posible por la existencia de un fondo de estabilización de precios creado en el 2004, habiendo a la fecha dicho fondo recibido aportes por S/.225 mlls y originado subsidios por S/.860 mlls; lo que resulta una transferencia neta del fisco por S/. 635 mlls, a los que debemos de sumar S/.200 mlls mas de transferencia del MEF recientemente autorizados. Si bien esto ha permitido que transitoriamente la inflación no sea mas alta (los combustibles explican el 2.477% de la canasta de consumo referencial, con que se mide el Índice de Precios al Consumidor), el caso es que este precio artificialmente bajo de los combustibles también promueve la expansión de una serie de costos –no compensados- para todos.
Me explico. Si una persona decide comprarse una camisa, esta le traslada su dinero al fabricante y no perjudica a nadie. Pero si decide alternativamente hacer recorridos en su auto; esta no ofrece ninguna compensación por el sacrificio que impone a otras personas: Congestión con la consiguiente pérdida de horas hombre, polución, ruido, mayor riesgo para peatones etc. (en el Perú, el impuesto al rodaje y el impuesto selectivo al consumo no se aplican para compensación alguna de este tipo) y claro la existencia de este subsidio a los combustibles cada vez mayor, incrementa esta distorsión. Por otra parte, soy consciente, que si hay un tema por el que debe de andar en puntitas de pie esta administración (por el mal recuerdo de la 2da mitad de los 80´s) es el de la inflación. Pero si consideramos que las decisiones económicas deben tomarse en base al análisis costo- beneficio. El sinceramiento de la inflación y las mayores fluctuaciones en los precios que una eliminación gradual del subsidio indiscriminado a los combustibles podría generar, podrían ser asumidas, no sólo porque este año ya no va a repetirse el boom de recaudación tributaria del 2007 ( reduciéndose la disponibilidad de recursos para subsidiar), sino y sobretodo porque además de necesitarse reducir las distorsiones aún existentes en nuestra economía, se requiere también disminuir estos costos para todos, que el desordenado (y promovido) incremento en la circulación de vehículos genera.
Al final creo que reportar estos ejemplos claros de distorsiones económicas actuales, primero ampliaría el alcance de la discusión económica y si como paso siguiente se desarrolla la iniciativa reclamada, creo que ello podría –de establecerse los correspondiente correctivos- hacer posible que varios mercados funcionen mejor (esto es que se logre una mayor eficiencia económica como decimos los economistas), siendo esto último un asunto importante pero poco discutido.
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