¿Soberanía alimentaria o seguridad alimentaria?

lunes, 5 de mayo de 2008

Fernando Eguren

9 de abril 2008


Hay un debate que tiene como centro determinar cuál es la opción que deben adoptar los países con relación a la alimentación: seguridad alimentaria o soberanía alimentaria. Ambos conceptos tienen en común el objetivo de lograr que toda la población de un país esté bien nutrida, para lo cual debe poder acceder en todo momento a los alimentos necesarios. Pero discrepan en el cómo. El primer concepto1 no implica necesariamente un apoyo a la producción doméstica de alimentos, pues estos podrían ser importados, y se lograría la seguridad alimentaria si es que todos pueden acceder a ellos. En principio, pues, y siguiendo la teoría de las ventajas comparativas, un país podría tener y exportar recursos de los que dispone abundantemente (ej.: petróleo u otro recurso natural) y a cambio importaría todos los alimentos que necesita, sin necesidad de producirlos. El mercado es aquí el que manda (¡y los acuerdos comerciales internacionales!).

El segundo reclama, sobre todo, el derecho de los estados de definir con autonomía su política alimentaria y agraria; en segundo lugar, la necesidad de asegurar la satisfacción de la demanda de alimentos interna con producción nacional; en tercer lugar, el papel protagónico de los campesinos en la producción de alimentos. Puesto que esta es una propuesta que va a contracorriente de los acuerdos comerciales en boga, y es promovida por Vía Campesina, considerada como una organización muy radical para los tiempos, la propuesta de soberanía alimentaria es rechazada más o menos veladamente por las organizaciones intergubernamentales, las organizaciones financieras multilaterales, y la mayor parte de los gobiernos.

Sin embargo, las formas específicas que va adoptando el proceso de globalización y sus consecuencias sobre la alimentación, sobre todo de los sectores más pobres, están dando argumentos sólidos a favor de la soberanía alimentaria. La apertura internacional de los mercados y los acuerdos bi y multilaterales restringen severamente las opciones de los gobiernos para definir políticas orientadas a proteger a sus ciudadanos de amenazas que afectan la seguridad alimentaria. Por el contrario, quienes levantan la necesidad de la soberanía alimentaria apuntan a la necesidad de que los países ejerzan su derecho “a definir con autonomía su política alimentaria y agraria”. En efecto, lo que está ocurriendo actualmente es que:

  1. Los precios internacionales de los alimentos están subiendo y empujan hacia arriba los precios nacionales. Se perjudican los países pobres y, dentro de ellos, los sectores poblacionales de menores ingresos.

  2. Los incentivos económicos para la producción de biocombustibles están presionando el uso de la tierra para cultivos orientados a esta industria, en vez de destinarla para la producción de alimentos.

  3. Estimulada por la elevación de los precios internacionales de los productos agrícolas, la apertura de los mercados agrarios permite las compras de tierras agrícolas a escala global por entidades financieras con fines especulativos. Según la agencia Reuters (13/03/08), “los bancos de inversión y los fondos de cobertura (hedge funds) están barriendo grandes áreas de tierra agrícola en el mundo”.

  4. La agricultura basada en el petróleo (úrea, combustible para motores y para transportar productos agrícolas a grandes distancias, etc.) es cada vez más cara e ineficiente (en términos de balance energético), debe ser reemplazada paulatinamente por una agricultura basada en fuentes de energía renovable, y por un acercamiento de la producción al consumo (reemplazo de importaciones por producción doméstica)2, punto este último defendido por los partidarios de la soberanía alimentaria.

Para contrarrestar estas cuatro tendencias es necesario que los gobiernos tengan mayor autono­mía para definir sus políticas agrarias y alimentarias, que la producción doméstica esté en la ca­pacidad de proveer lo sustancial de las necesidades alimentarias de toda la población y que, por ende, se apoyen a los pequeños y medianos productores agrarios, que son los principales pro­veedores de alimentos del país. Esto no significa autarquía ni aislamientos de los mercados, sino gestión de los mercados en función de los intereses nacionales (de toda la población). Es casi lo mismo que han hecho los europeos en los últimos sesenta años.

1 Según la FAO “existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades nutricionales y sus preferencias alimentarias a fin de llevar una vida activa y sana”. Ver http://www.rlc.fao.org/prior/segalim/

2 Ver John Earls, La agricultura andina ante una globalización en desplome. PUCP/CISEPA. Lima, 2007.


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Comentarios de Pedro Francke

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Creo que hay varios argumentos y propuestas mezcladas que vale la pena diferenciar en este discurso:

1. Debemos promover la pequeña agricultura? si, sobretodo debemos promover la producción e ingresos de los pequeños agricultores y campesinos, y por cierto ello puede lograrse en parte con asociatividad, que puede llevar a cooperativas, que sean "gran producción. El acento esta en elevar sus ingresos y productividad, y al mismo tiempo mantener una cierta equidad en la distribución del ingreso, y las economías de escala de la gran explotación pueden ser importantes pero implican el riesgo de la concentración de ingresos.

2. ¿Debemos promover un grado de soberanía en la política alimentaria nacional? si. Pero es un grado. No debemos estar totalmente cerrados a tratados internacionales que involucren el tema agrícola-alimentario, ya sea en la OMC, con la CAN o el MERCOSUR, y si los queremos que nuestros productos tengan acceso a otros mercados, pues algo tenemos que ceder de soberanía. El tema es de grado, no de absolutos.

3. ¿Ese grado de soberanía pasa necesariamente por que consumamos solo o principalmente la producción nacional? Bueno, es claro que si todos los alimentos los importas eres mas dependiente - o interdependiente. Pero ojo, la mayor parte de mercados de productos agrícolas con commodities. Aun hoy, se puede conseguir todo el trigo, e incluso todo el arroz que consume el Perú, en el mercado internacional, aunque claro a un precio muy alto. Bueno, en realidad lo mismo vale para el petróleo. Que el precio interno suba porque el precio internacional sube, eso depende del gobierno: si Alan García quisiera, aplicaría al trigo un subsidio igual al que aplica al petróleo, y su precio interno no subiría. Los precios pueden estabilizarse con medidas económicas del gobierno, inclusive si los alimentos son importados.

¿Estaríamos mas seguros respecto de fluctuaciones de precios de los alimentos, que afectan a muchas familias pobres, si importáramos menos alimentos y usáramos mas alimentos nacionales? Realmente lo dudo, dadas las fluctuaciones climáticas en el Perú, con años de cosechas altas y bajas, es probable que si el Perú.Pero la pregunta real es ¿cual es el grado adecuado de importaciones de alimentos para considerarse "soberanos"? ¿Tiene el Perú actualmente mucha o poca "soberanía alimentaria"? Para ponerlo en términos más de decisiones críticas: ¿debería el gobierno por ejemplo buscar que las plantaciones de espárragos se trasladen a producir papas?

4. Creo que el principal argumento en favor de promover la agricultura nacional, y en especial los campesinos y pequeños productores, tiene que ver con la pobreza y el desarrollo nacional. Creo que por eso mismo hay que criticar el abandono del agro y las escasas y malas políticas para promoverlo. No estoy tan convencido de que el argumento de la soberanía tenga tanto peso.


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