Enseñanzas de la actual crisis financiera

miércoles, 1 de octubre de 2008

Germán Alarco Tosoni

Investigador Principal CENTRUM Católica

Creo que no somos muchos los que pensamos que lo ocurrido ayer en la Cámara de Representantes de los EE.UU. no es tan malo y por el contrario tiene mucho de positivo. Nos han dando algunas buenas lecciones. La primera consiste en resaltar la importancia de los ciudadanos, ya que desde el anuncio del programa de rescate sus reacciones han sido negativas, en tanto que no va a solucionar los problemas y favorece a los banqueros, lo cual ha sido tomado en cuenta por los legisladores.

La segunda enseñanza es que el fin no justifica los medios. La crisis en el mercado de valores es evidente, se ha iniciado la crisis bancaria, pero no se trata de apoyar programas de rescate genéricos. La opción que venían manejando es la peor de todas. Comprar malas deudas, implica eliminar la responsabilidad de los banqueros, darles recursos para que sigan especulando. El otro camino, dentro de los muchos menos malos, es otorgarles líneas de crédito convertibles a capital. Si no pueden devolver los créditos de apoyo el estado se apropia de lo que corresponda del patrimonio del banco, para después venderlo a terceros. Los accionistas y sus directivos deben pagar por sus errores.

La tercera enseñanza es la preeminencia de los principios. Si se es neoliberal, como los Republicanos, la solución la debe dar el mercado. Los malos deben quebrar y los buenos sobrevivir. Por último, la cuarta enseñanza, es que se están desarrollando fórmulas muy ingeniosas para acompañar el rescate, como las de limitar los sueldos de los directivos de las instituciones sujetas a apoyo, limitar los indemnizaciones a ejecutivos, recompra de acciones por ciudadanos, limitar operaciones con derivados, entre otras.

Todo lo anterior no significa que hay que cruzarse de brazos. Lo primero que hay que hacer es multiplicar al menos por diez las garantías públicas a los depósitos en las instituciones financieras. En EE.UU hasta US$ 1 millón y US$ 200,000 en el Perú y a costo de los propios bancos, no trasladable. El quid del asunto es aislar la crisis del mercado de valores, del sistema bancario y del aparato productivo. No hay que tirar dinero bueno en malos negocios. El programa de rescate debe orientarse, en su momento, a crear empleos, rescatar el estado de bienestar, apoyar proyectos de reestructuración productiva, a la ciencia y tecnología, entre otros. Esta crisis es estructural, el sub prime es su última expresión. La esfera financiera se sobreexcedió respecto de la productiva. Es hora del ajuste, no de aplicar populismo financiero que beneficia sólo a los especuladores.

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