El Modelo Económico Depredador de Alán García

lunes, 18 de enero de 2010



Por Félix Jiménez
Economista Ph. D. Profesor Principal de la PUCP
El presidente Alan García dice que Michael Porter “cometió un grave error porque repitió en Perú lo mismo que dice en otros países”.  Mutatis mutandis es su propio error pues su gobierno aplica la misma receta neoliberal recomendada para todos los países. Podría decirse también que le ha dolido que le digan sus verdades. ¿Acaso no propuso, entre otras perlas, subastar las tierras comunales “ociosas”, reducir los impuestos a las empresas mineras, privatizar las funciones reguladoras del Estado y que los trabajadores accedan solo “progresivamente” a sus derechos laborales conculcados?  Le fastidia que le hagan notar que el modelo que su gobierno patrocina es primario exportador y que además promueve una competitividad exportadora basada en el “cholo barato”, sin educación de nivel y sin seguridad social.
Productividad  y modernización en el período neoliberal
El desarrollo productivo tiene que ver con la innovación y modernización tecnológica de las actividades industriales y agropecuarias. Pero Alan García cree que desarrollo productivo es «poner en valor» los recursos (forestales, agrícolas, mineros, marinos, etc.) entregándolos en concesión o vendiéndolos al capital extranjero. Por eso defiende al modelo primario exportador, depredador de recursos naturales, de las comunidades y de los ecosistemas, y anhela una “explosión de las inversiones”.  
Las inversiones no han modificado los bajos niveles de productividad que se registran desde fines de los años ochenta. La productividad aumentó durante los años de industrialización hasta alcanzar un máximo en 1974-1975; después disminuyó significativamente. Su leve recuperación en los últimos cinco años no ha permitido superar los niveles que registró a inicios de los años 60s.
Las inversiones tampoco sirvieron para superar el estancamiento de la relación capital/trabajo registrado en las últimas décadas. Este importante indicador de modernización crece sostenidamente durante los años de industrialización para luego disminuir y estancarse, al igual que la productividad. Por lo tanto, en todo el período neoliberal no hay proceso alguno de modernización ni de cambio técnico que impacte al conjunto de la economía.
La ausencia de modernización, o de innovación y desarrollo tecnológico, también se confirma con el cambio en la composición de la inversión. Entre 1950 y 1980, la participación de la  inversión en maquinaria y equipo en la inversión total, fluctúa pero alrededor de una tendencia creciente; después pierde importancia relativa pues aumenta de modo notable la participación de la inversión en construcción (véase Gráfico 2).  Es claro entonces que la modernización de las economías de mercado no se logra con el predominio de las inversiones en construcción sobre las inversiones en maquinaria y equipo. Precisamente en este período la economía se reprimariza y terciariza.
Eficiencia de la inversión
La inversión pierde eficiencia en una economía primaria y terciarizada. La eficiencia, como concepto macroeconómico, se mide con el ratio incremental capital producto (ICOR, por su sigla en inglés), que resulta de dividir el ratio de inversión neta a PBI entre la tasa de crecimiento económico. Cuanto menor es el ICOR, más eficiente es la inversión. En el período 1950 a 1975, se registra un ICOR de 1.9; lo que significa que para generar una tasa de crecimiento de 1% anual, se requería de una inversión nueva equivalente a 1.9% del PBI. Durante los años de neoliberalismo, 1990-2008, el ICOR es mayor e igual a 2.3.
La baja productividad y la disminución de la eficiencia de la inversión también se explican por la reducción del gasto del Estado. En los años en los que se alcanza el máximo porcentaje de inversión pública con respecto al PBI, la eficiencia de la inversión es mayor (se obtiene un ICOR menor) que en los años de reducciones drásticas de la inversión pública (1990-2008). La reducción del gasto del Estado, ha desmejorado la calidad de la infraestructura, de educación, de salud, afectando tanto la expansión de los mercados internos y la calidad de la mano de obra.
A modo de conclusión
El modelo exportador primario y basado en el «cholo barato» no sirve para aumentar la productividad y desarrollar el país. Lo que se requiere es un nuevo proceso de industrialización, que se sustente en el procesamiento de los recursos primarios, en la expansión de los mercados internos mediante infraestructura y en esquemas de financiamiento nuevos mediante el desarrollo del mercado de capitales en moneda local.

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