La Nueva Coyuntura Económica

lunes, 19 de abril de 2010

La economía crece de nuevo, momento para pensar en la política tributaria

Waldo Mendoza, ex viceministro de hacienda y quien acertó diciendo que la economía peruana crecería 0%, producto de la crisis internacional, nos da sus impresiones sobre el rumbo de la economía peruana.

Carlos Bedoya

Usted pronosticó un crecimiento económico de 0% en 2009. El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), dio 1.2% como cifra oficial en febrero de este año, pero días después corrigió a 0.9% ¿Tiene observaciones?

El INEI incorporó más encuestas a la parte de servicios para calcular el Producto Bruto Interno (PBI). Pero esta mejora en la medición de las cuentas nacionales, hizo que las cifras del 2009 no sean comparables con las del 2008, pues son dos formas distintas de medir. Cuando yo proyecté el crecimiento cero en octubre del 2008, usé la metodología del 2008. Y según mi colega Bruno Seminario de la Universidad del Pacifico, si el PBI 2009 se hubiera medido con la misma metodología del 2008, el resultado hubiera sido de -1%, es decir me hubiera quedado corto con el pronóstico.

¿Cuáles son sus pronósticos para la economía peruana? Pero no solo para el 2010, sino para los años siguientes.

Como efecto de la crisis la tasa de crecimiento de la economía mundial cayó de 3.5% en el 2008, a -1% en el 2009, lo que fue un fuerte choque recesivo que achicó nuestros mercados de exportación. Los precios internacionales de nuestros principales minerales se cayeron 30%, lo que significó otro choque brusco para nuestras cuentas externas y  cuentas públicas. Y los créditos de corto plazo que la banca local toma en el exterior  se cayeron hacia fines del 2008 y principios del 2009.

Por el lado interno, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) en un principio reaccionó en la dirección contraria. En el último trimestre del año 2008, en lugar de elevar el gasto público, lo reprimió, pues el ministro de ese entonces, Luis Valdivieso estaba aplicando un paquete era anti inflacionario y no reaccionó rápido al cambio de las condiciones internacionales. Igualmente, del Banco Central de Reserva recién bajo la tasa de interés de referencia de manera sustantiva en abril del año 2009, medio año después de que la explosión de la crisis.

Ese conjunto de cosas hizo que una economía que venia creciendo en 10% en el 2008, crezca solamente en 0.9% en el 2009 o -1% según la metodología anterior del INEI.

Pero todos esos factores que provocaron esta parálisis a la que yo llamé el milagro peruano, porque nos desaceleramos mucho más rápido para el año 2010, ya no están presentes. Los créditos de corto plazo ya han regresado, los precios internacionales ya han recuperado su nivel precrisis, y la economía internacional crecerá este año por encima del 4%. Los factores externos son diametralmente distintos.

La crisis para nosotros ya se acabó. A pesar de que Grecia y esos países pequeños puedan quebrar, no harán efecto al mundo y lo que nos importa a nosotros es el mundo. Y el hecho de que el MEF y el BCR hayan reaccionado con tanta lentitud, no sirvió para el 2009, pero es perfecto para el 2010. Ahora estamos justo en el punto donde la política monetaria ha adquirido la máxima potencia y el gasto público tiene velocidad de crucero desde el último trimestre del 2009. Por eso no tengo observación sobre las proyecciones oficiales. Fácilmente vamos a crecer 5 ó 6% este año.

¿Es decir que no vamos a necesitar recursos para un nuevo plan de estímulo?

La posibilidad  siempre existe, pero la probabilidad de que la crisis internacional reaparezca es de 0.1%. Los países grandes ya han recuperado cierto crecimiento económico. El caso de Rusia, Grecia y España es más anecdótico. Yo diría que para propósitos prácticos, la crisis económica mundial terminó, el choque externo que sufrió la economía peruana terminó siendo transitorio. Lo que ahora hay que discutir es que hacer en esta nueva etapa de auge que, al parecer, está empezando otra vez.

¿No le parece que hay una fragilidad fiscal? Hemos tenido varios años de superávit, salvo el año pasado, pero ante la menor reivindicación salarial o de mayor gasto, la respuesta es que no podemos entrar en déficit.

El sector público tuvo un superávit de 2.5% en el 2008, y un déficit cercano al 2% en el 2009. Es decir, hemos pasado de dos a menos dos. Eso es explicable por la crisis, pues se nos cayó la recaudación y tuvimos que gastar un poco más. Este año ya no hay crisis. En consecuencia deberíamos empezar a reducir ese déficit fiscal y transformarlo rápidamente en un superávit. Este año debiéramos empezar, como no lo hicimos antes, a acumular recursos fiscales para cuando la nueva crisis internacional reaparezca.

Los datos que estoy viendo dan una tendencia de que el gasto público ya está teniendo otra vez velocidad de crucero, como la del primer trimestre del 2008, en donde la inversión publica crecía a ritmos velasquistas. Yo, en ese momento, advertía que la economía podía sobrecalentar. Cuando el sector privado está recuperándose, como parecer ser el caso, el sector público tiene que retirarse, tiene que gastar un poco menos y cobrar más impuestos  para acumular recursos.

Tengo la impresión de que no se está pensando ni de lejos en esa posibilidad. Espero equivocarme pero me parece que el ritmo del gasto público en este primer bimestre se va a mantener durante el año, lo cual sería penoso, pues nos estaríamos privando de esta cosa maravillosa que tienen otros países como Australia o como Chile: acumular fondos fiscales en los buenos tiempos para poderlos usar masivamente en los malos.

No creo que haya una fragilidad fiscal, sino una conducta sana del sector público, porque los gastos permanentes, como son los salarios, deben financiarse con ingresos permanentes, y buena parte del boom que estamos observando ahora, tiene que ver con los extraordinarios precios del cobre, del oro, de la harina de pescado. Son precios que hoy están altos pero que pueden caerse. Por eso es mejor que en el tema de los salarios nos manejemos con mucho cuidado y sólo incrementarlos cuando estemos seguros que tenemos una fuente de financiamiento sostenible en el tiempo.

Hace algún tiempo que usted viene alertando del peligro del ingreso masivo de capitales de corto plazo, llamados también golondrinos. ¿Por qué nos afectan?

Esta es una de las enfermedades permanentes de la economía peruana. Recuerdo que en 1997 entraban estos capitales a ritmos impresionantes. Crecían a 40, 50 y 60% anual. Es que el BCR en ese entonces, había exonerado del encaje al crédito de corto plazo que los bancos locales tomaban en el exterior. Era súper atractivo traer estos capitales para la banca.

Pero cuando vino la crisis rusa esos capitales se evaporaron en un trimestre y el crédito en dólares se paralizó. Esa es en parte la explicación de la gran crisis que tuvimos a fines de 1998 y 1999, con quiebra de bancos.

Aprendimos la lección por un tiempo. Con la administración del BCR 2002-2006, esos capitales no ingresaron en cifras considerables. El ritmo de crecimiento pasó a ser entre 4 y 8% al año. En cambio, con la nueva administración, desde el 2007 empezaron otra vez a subir. De alrededor de 300 millones de dólares treparon a 3 mil millones de dólares hacia julio del 2008. Con la crisis, esos capitales se fueron. Hacia mayo del 2009 llegaron a 400 millones de dólares, y por eso, al igual que en 1998, el ritmo de crecimiento del crédito bancario en moneda extranjera se paralizó.

De 20 a 25% de crecimiento anual registrado a principios del 2008, la tasa de crecimiento del crédito bancario en dólares llego a cero hacia fines del 2009. Pero ahora esos créditos de corto plazo han vuelto a subir, y por eso tengo la impresión de que no hemos aprendido la lección. Al ritmo que están subiendo estos capitales de corto plazo, otra vez vamos a tener volúmenes muy parecidos a los que nos llevaron a problemas el año paso y en 1998.

¿Nos puede dar un punto a favor y uno en contra de política fiscal que aplica el gobierno?

La política macroeconómica en esta administración ha reaccionado con mucha demora ante un evento como fue la crisis internacional. Siempre pongo el ejemplo de China y Australia, países que tienen resultados macroeconómicos como si no hubiera habido crisis económica para ellos. China creció en 10% en el 2008, y 9% en el 2009. No le pasó nada. Australia creció 2.2% en el 2008, y 1.5% en el 2009 y no le paso nada.
Los australianos decidieron bajar su tasa de interés el 3 de octubre del año 2008, antes de que explote lo de Lehman Brothers, y simultáneamente el MEF australiano empezó a gastar. Y con los chinos es más fácil, porque tiene su sistema financiero dominado por bancos estatales. Tiene un MEF sin las lentitudes que tiene el nuestro.

El punto a favor es que en crisis anteriores reaccionábamos a tiempo pero en la dirección incorrecta. Venía una crisis internacional, subíamos la tasa de interés y bajábamos el gasto público, agravando la recesión. En esta ocasión hemos sido lentos, pero hemos reaccionado en la dirección correcta.

¿Qué recomendación le daría a la población?

Creo que las variables financieras van a estar básicamente tranquilas en este año. No veo cambios abruptos en la tasa de interés, ni en el precio del dólar, ni en la inflación, a pesar que el precio del azúcar, por un periodo seguramente corto, se ha elevado. Veo un año de recuperación con más oportunidades que en años anteriores, pero hacia adelante si veo un gran problema.

Estamos como los chilenos entre 1983 y 1990. Creciendo a tasas espectaculares, bajando la pobreza a ritmos espectaculares, pero ensanchando la distancia entre los más pobres y los más ricos.

Las cifras sugieren que la desigualdad en la distribución de los ingresos se ha ampliado desde 1990. Y un arreglo grande que tiene que hacerse para en ese sentido tiene que ver con subir la presión tributaria.

Sin embargo, la administración del APRA tiene una experiencia impresionante en bajar la presión tributaria. En su primer gobierno, la presión tributaria estaba como en 15% (1985), y cuando terminó en 1990, la presión tributaria llegó a 7%. El gobierno había privatizado el Estado, pues con 7% de presión tributaria qué gasto público puedes hacer.

En este segundo gobierno, recibieron una presión tributaria de 15% también y ahora está como en 14%. Es cierto que hay algo de precios internacionales en esto, pero no han hecho ningún esfuerzo para buscar elevar esa presión.

Me queda muy claro que con 15% de presión tributaria no hay mucho que hacer. La discusión sobre cómo arreglar la distribución del ingreso es una discusión teórica, debemos movemos hacia ritmos más decentes de 17 ó 18%.





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