Bonanza Incomprendida

martes, 3 de agosto de 2010



Kurt Burneo (*)

Mirando las cifras presentadas por el INEI en relación al crecimiento acumulado de la economía peruana por departamentos entre el 2001 y el 2009, reconozco un hecho importante: A diferencia de antes un mayor número de ellos presentan tasas mayores que las sucedidas en Lima, con lo cual se haría evidente algún grado de descentralización del incremento de la actividad económica sucedida en el periodo, hecho que no ocurria en estas magnitudes en experiencias pasadas. Mas, ¿El sentir de la gente en las mejoras en sus condiciones de vida ha ido a la par con los espectaculares números reportados? ¿Hay algunos factores que explican esta disociación? Intentaré dar algunos indicios de ello.

Un primer aspecto, es que la torta producida (PBI) que en promedio creció en casi 60%  en estos últimos 9 años (el PBI crece 59.1%), no equivale a la que realmente queda en el país para ser repartida.  El crecimiento acumulado del nivel de actividad, nos dice en cuanto se incrementó la producción de bienes y servicios finales en el periodo. Pero tengamos en cuenta que el valor de la producción generada por ejemplo no equivale a los ingresos que se tienen para ser distribuidos internamente, entre las varias razones explicativas de ello a manera de ejemplo, citamos  el hecho  que la propiedad de los factores productivos utilizados no son necesariamente nacionales, pensemos por ejemplo en las utilidades (retribución al factor capacidad empresarial) remesadas al exterior  de empresas mineras extranjeras que operan en el país.
Un segundo aspecto explicativo está referido a la distribución misma de la torta que efectivamente queda para ser repartida, pues hay diferencias marcadas en las tajadas repartidas.  Señalemos algunos números y dado el espacio de esta nota referiré sólo los correspondientes al 2009 (en general cualitativamente no cambia mucho la mirada de  años anteriores) año en el cual la actividad económica creció en 0.9%: Según cifras del INEI, en dicho año el gasto promedio real per cápita mensual del 20% más rico del país creció en 6% mientras que el 20% más pobre lo hace en 4.5%, si a este dato le adicionamos el que similar indicador en el medio urbano creció en 4.8% y en el rural en 1.1%, resulta que las diferencias en la distribución del ingreso se acentúan. Comparativamente, las cosas mejoraron mucho más para los sectores más pudientes urbanos  respecto a los sectores más pobres rurales.

Un tercer aspecto surge a partir de mirar los números de crecimiento por departamento en los últimos 9 años con tasas superiores a las de Lima (62.4%):  Ica (103.8%),Ayacucho (80%),Cusco (79.3%),La libertad (72.9%),Arequipa (69%) y San Martin (65%).   El caso es que a pesar de los importantes incrementos sucedidos, los bajos niveles de producto e ingreso de partida explicarían el porqué los niveles de pobreza en departamentos como Ayacucho (62.6%),Cusco (51.1%),La Libertad (38.9%), Arequipa (21%) y San Martin (44.1%) estén  muy por encima de los de Lima (15.3%) y del promedio nacional (34.8%) con la excepción de Arequipa en esta última comparación.

Si bien por razones de espacio he mencionado sólo algunos factores explicativos de la disociada percepción ciudadana  entre la mejora en sus condiciones de vida y las notables cifras de crecimiento;  si incorporásemos  algunos indicadores adiciones relacionados a la inseguridad ciudadana,  limitaciones de acceso efectivo a medios de transporte y comunicación, restringido acceso efectivo a servicios de salud y educativos de calidad, todo ello enmarcado en un -a través del tiempo-  casi inamovible 50% del empleo en condición de informalidad; se reforzaría la explicación de la disociación antes mencionada.  Asumiendo que la dinámica del crecimiento se mantenga a tasa sostenibles  (dadas las limitaciones estructurales aún vigentes para un mayor producto potencial)  promovida por una política fiscal y monetaria que actúen con acierto y sobretodo con la oportunidad del caso; la tarea -no para esta administración ya de salida- sino para la siguiente, es cómo con medidas de política concretas y metas en el tiempo, será posible avanzar hacia una mejor redistribución del ingreso cuando menos. Nuestra propia evidencia  de los últimos años mostraría que  el crecimiento económico  habría dejado intacto este problema.
(*) Director Carreras Economía USIL

Actualidad Económica del Perú

Aportando al debate con alternativas económicas desde 1978

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