El actual patrón de crecimiento económico no es inclusivo

sábado, 11 de agosto de 2012

Félix Jiménez
Economista Ph.D.
Profesor principal de la PUCP

En mayo de este año el PBI creció en 6.5% y en el período enero-mayo creció en 5.8%. Después de la crisis internacional de 2008-2009 la tasa de crecimiento del PBI llegó a un máximo de 12.0% en junio de 2010, luego comenzó a desacelerarse generando una tendencia a la caída. Esta tendencia continuará, sin duda, mientras la actual crisis internacional siga prolongándose y agravándose. El gráfico muestra, precisamente, la fuerte dependencia externa del crecimiento económico del país. La crisis asiática y rusa de 1998-1999 desencadenó la recesión prolongada de los años 1998-2001, mientras que el aumento de los precios de los minerales y la expansión de la economía mundial dio lugar a un crecimiento sostenido que duró hasta el tercer trimestre de 2008. La vulnerabilidad externa es, entonces, una de las características del actual estilo de crecimiento primario exportador del país. Los productos primarios siguen representando cerca del 77% del total de las exportaciones, al igual que en 1980. La única novedad es que al interior de estos productos, los mineros ganaron participación en los últimos años.


El crecimiento económico no es inclusivo

La vulnerabilidad externa no es la única característica de este estilo de crecimiento. El 79.3% del crecimiento de los primeros cinco meses del año es explicado por los sectores Comercio y Servicios. Si le agregamos el sector Construcción, los tres explican el 93.1% del dicho crecimiento. Este patrón de crecimiento se reproduce desde los años noventa. El 71.0% de la producción anual promedio del período 1990-2011 fue explicado por los tres sectores. Además, el 72.4% del crecimiento del PBI de 1990 a 2011 se debió a los mismos sectores Comercio, Servicios y Construcción.

Lo que llama la atención es el papel amortiguador que desempeñan estos sectores en períodos en los que se desacelera o decrece la producción de la manufactura, la minería y la agricultura. No solo siguen explicando el mayor porcentaje de la producción, sino que lideran el crecimiento. Esto es lo que está pasando desde julio de 2010. En los primeros cinco meses de este año el producto del sector agropecuario creció 3.5%, el del sector minero 2.2% y el del sector manufacturero cayó 0.8%; pero los tres sectores (Comercio, Servicios y Construcción) crecieron a tasas notablemente altas (entre 7% y 14%).

De otro lado, el conjunto de los tres sectores dan trabajo al 58% de la PEA ocupada. Pero, se trata de un empleo de baja calificación, con niveles de productividad reducidos y, por lo tanto, con muy muy bajos ingresos. Los trabajadores del sector agropecuario –que emplea al 30.7% de la PEA ocupada—también tienen estas características. En estos cuatro sectores predominan los trabajadores independientes y las microempresas. Según la información del INEI para el año 2010, el ingreso promedio mensual de los trabajadores de las microempresas fue de solo 704.5 soles. En las áreas urbanas el ingreso fue de 797.4 soles y en las áreas rurales de 465 soles.

Este estilo de crecimiento no puede ser inclusivo porque genera y reproduce desigualdad. Durante los años 1990-2000 del fujimorismo, el salario real promedio fue equivalente a sólo el 37.2% del registrado en el año 1987. Este promedio se mantuvo en la práctica durante los años 2001-2009. Por lo tanto, el crecimiento de las últimas décadas no mejoró la capacidad adquisitiva de los trabajadores del sector privado ni sus condiciones de calificación y de trabajo. Esto contrasta con el crecimiento notable de las exportaciones reales per cápita y del crecimiento del PBI per cápita que coincidió con el boom minero de los últimos ochos años.

El crecimiento es adicto a importaciones

El actual patrón de crecimiento también descuida el desarrollo del agro y de la industria manufacturera. Estos dos sectores han perdido peso y liderazgo en la generación de la producción nacional, y también han reducido su capacidad de generación de empleo. La ausencia de liderazgo de estos sectores y la existencia de ingresos indignos para cerca del 80% del PEA ocupada, indican que el crecimiento no se basa en ganancias sostenidas de productividad y de competitividad.
La pérdida de importancia de estos sectores ha generado un crecimiento espectacular de las importaciones reales. Estas crecieron a una tasa promedio anual mayor que la del PBI: 7% durante 1990-2002 y 10% durante 2002-2011. La economía se ha hecho así más dependiente de importaciones. El porcentaje de los bienes de consumo no duradero importados respecto a la producción agrícola se multiplicaron por 2.5 y el de los bienes de consumo duradero importados respecto a la producción manufacturera por 6.0. Pero lo que más llama la atención  es  el incremento de las importaciones de insumos y bienes de capital en relación a la producción del sector manufacturero:  de un promedio de 40.7% en el período 1970-1975 subieron a un promedio de 82.4% en el período 1990-2010. Según información para los últimos años, este porcentaje supera el 100%: la importación de insumos y de bienes capital es superior a la producción del sector manufacturero.

A modo de conclusión

Los programas sociales no cambiaron ni cambiarán el carácter excluyente, primario exportador y adicto a importaciones de este modelo de crecimiento neoliberal. La agudización de la crisis internacional y la prolongación del bajo crecimiento de la producción de las principales economías del mundo, mostrarán más temprano que tarde sus límites.


Publicado en el diario La Primera, el sábado 11 de agosto.

El modelo económico que gestiona el «piloto automático» de Humala

sábado, 4 de agosto de 2012

Félix Jiménez
Economista Ph.D.
Profesor principal de la PUCP

En su mensaje a la nación del 28 de julio, Ollanta Humala dijo: «luego de un año de gestión, me reafirmo en lo medular de mi propuesta, y confirmo que hemos comenzado a sentar las bases para la gran transformación que anhela la mayoría de ciudadanos de nuestra patria».  Y ¿cuáles son esas bases? Si para Humala son «los avances en el proceso de crecimiento con inclusión social»; es decir, si es la continuación del crecimiento acompañado de programas sociales, él debió decir, entonces, que está mejorando las bases de la «gran» continuidad. Debió reconocer que está siguiendo la ruta contra la que votaron la mayoría de ciudadanos que confió en su candidatura.  

El elogio a su piloto automático

Los programas sociales que gestiona el gobierno de Humala no son nuevos en su concepción. El pueblo sabe que estos programas se idearon para compensar los costos sociales de la imposición del modelo neoliberal durante el «fujimorato». 

Humala apeló a la Gran Transformación para justificar su continuismo frente a los pobres. En el colmo de su enredo, Humala elogió a su «piloto automático» con el circunloquio que «será un instrumento de inclusión social, capaz de administrar el crecimiento económico para que llegue a todos los peruanos y que, por lo tanto, ya no administrará la escasez y la pobreza». El gran instrumento para ello, dijo, será la reforma del Sistema Nacional de Inversión Pública, para que incluya «en la inversión pública la capacitación, la asistencia técnica, la asesoría de gestión y la adopción de tecnología y, también, para que reduzca a la mitad del tiempo el proceso de aprobación de proyectos».

Esa reforma la debió haber hecho Castilla cuando era viceministro de García, sin herir para nada el modelo económico neoliberal. Pero los «ciudadanos de nuestra patria» sabemos que en el tema fiscal, el gobierno de Humala decidió por una orientación conservadora y mediocre. Aceptó que su ministro le recortara groseramente las metas de las políticas sociales y que así terminara el 2011 con un superávit de 2.0% del PBI (9,077 millones de soles). Este mismo ministro, que según Humala hará que el «crecimiento económico llegue a todos los peruanos», ha generado en el gobierno central, entre enero y mayo de este año, un superávit de 12,832 millones de soles (28.6% más del que generó en el mismo período en 2011 cuando era viceministro de hacienda de Alan García).

Este ministro parece haber convencido a Humala de que el abultado monto de superávit constituye una fortaleza para enfrentar los efectos de la crisis internacional. Y probablemente este es el mismo ministro que le ha dicho a Humala que «en lo que va del año se ha recaudado por el gravamen minero S/ 1,246 millones». Según el Reporte de Inflación del Banco Central, se habían recaudado S/. 458 millones en el primer trimestre, lo que quiere decir que en tan solo cuatro meses –de abril a julio-- se habría recaudado un adicional de S/. 788 millones. Según el mismo Reporte de Inflación, en el cuarto trimestre de 2011 se recaudaron, por el mismo concepto de gravamen, S/. 265 millones. Humala nos dijo en su mensaje que estima al término del primer año de vigencia del gravamen –es decir—en setiembre de este año--, el Estado se beneficiaría con una cifra aproximada a 3000 millones de nuevos soles». Humala le ha dicho al país, entonces, que en los próximos dos meses –porque la ley del Gravamen entra en vigencia a fines de setiembre de 2011—se recaudará nada menos que un adicional de S/. 1,754 millones. ¿Será esto posible?

El modelo económico que gestiona el piloto automático

Humala ofreció cambiar el modelo económico neoliberal. Pero una vez elegido con nuestros votos como presidente, decidió solo administrar ese modelo económico que beneficia al Perú Oficial; que reproduce las condiciones de desigualdad del Otro Perú constituido por los trabajadores del campo y la ciudad, por lo pequeños y micro empresarios, y por los informales; y, que impide culminar la construcción de la nación.

El crecimiento económico de 6.9% en 2011 y de 6.0% en el primer trimestre de este año se debe fundamentalmente al crecimiento de la construcción, del comercio y de los servicios. Estos tres sectores son de baja productividad, y en ellos se encuentra el mayor porcentaje de empresas «de 1 a 10 trabajadores» y donde los ingresos ascendían, en promedio, a 705.6 soles al mes en el año 2010. 

En el año 2011 la economía habría crecido sólo 4.3%, si los sectores construcción, comercio y servicios se hubieran mantenido estancados. Estos tres sectores juntos crecieron a la tasa de 7.9%. La situación empeora en lo que va del año: la producción de los sectores, primarios y manufacturero, se desacelera notoriamente en un escenario internacional incierto y de estancamiento económico. El crecimiento del primer trimestre de este año fue de 6.0%; pero habría sido de sólo 0.3% de no haber aumentado la producción de la construcción, el comercio y los servicios, en los que se ubica el 62.3% de la PEA ocupada. Estos sectores, que además explican el 71% de la producción (según la información del año base que usa el INEI), crecieron 8.2% en el primer trimestre de este año.

A modo de conclusión

El modelo neoliberal que reproduce un alto porcentaje de la PEA de baja productividad y de bajos ingresos, sigue en piloto automático y este piloto no avizora sus límites. ¿Sabrá Humala que este no es el modelo de economía nacional de mercado, abierta al mundo?



Publicado en el Diario La Primera el sábado 4 de agosto 

Humala y su predilección por el piloto automático

sábado, 28 de julio de 2012

Juan Jiménez, el nuevo presidente del consejo de ministros del gobierno de Humala, ha dicho que el gabinete que encabeza será «el gabinete del diálogo, el que va a pretender acercarse al pueblo para nuevamente reencontrarse con él». Esta anunciada vocación democrática es esperanzadora. Aunque no será el gabinete de la transformación que el país requiere, podría ser el gabinete que respeta –según ha dicho el nuevo premier— los derechos de la gente, como el derecho al agua. El agua –dijo refiriéndose a las actividades extractivas— será primero y «es ya una política esencial».

¿Ha renunciado Humala a su gestión autoritaria y antidemocrática?

El diálogo en política no solo significa escuchar, sino también ceder tomando en cuenta los puntos de vista del otro. Pero me temo que el diálogo no es precisamente lo que caracteriza al liderazgo de Ollanta Humala. El presidente socavó el activo más importante que tenía como nuevo líder político: su relación de confianza con el pueblo. Recuérdese que el 16 de noviembre de 2011, a escasos 111 días de iniciado su gobierno, tomó partido por el proyecto Minas Conga y rompió toda posibilidad del diálogo con los líderes de la protesta cajamarquina cuando dijo: «Conga va y no acepto ultimátum de nadie». Además, olvidando todas sus promesas de cambio, afirmó: «El Perú vive hoy, fundamentalmente, de la minería» y, sin duda pensando en sus programas sociales, se preguntó: ¿pero de dónde va a salir la plata?

Su renuencia al diálogo fue pertinaz. Hace tan solo 26 días (el 2-7-2012) refiriéndose otra vez a la protesta contra el proyecto Conga afirmó: «Simplemente tengo que señalar que acá tenemos que respetar la propiedad, justamente este es uno de los principios de nuestra democracia y quien no lo haga tendrá que atenerse a las consecuencias». Veinticuatro horas después se reprimió la manifestación del pueblo de Celendín con un saldo de tres muertos, 20 heridos y 15 detenidos.

Humala ha dañado su credibilidad como líder democrático y defensor de los derechos ciudadanos, con su autoritarismo, con los estados de emergencia y la criminalización de la protesta social.  Los que adherimos al proyecto nacionalista y elaboramos el plan La Gran Transformación y la Hoja de Ruta, lo hicimos convencidos de que teníamos que cambiar la manera de hacer política para fortalecer la democracia; convencidos de que nuestra conducta política tenía que basarse en la justicia y en el respeto a los derechos del pueblo; y, seguros de la necesidad de transformar la economía para integrar el país, diversificando su capacidad productiva, haciéndola menos dependiente de las actividades extractivas, y creando empleos de calidad con mejores ingresos para los trabajadores.

El gusto por el piloto automático

Humala ha optado por el piloto automático en la economía, por la continuidad del modelo económico. En la Hoja de Ruta se proponía cambiarlo por otro con inclusión social y mejor distribución de la riqueza, mediante reformas –emprendidas desde el Estado—orientadas a desarrollar mercados internos, expandir la inversión privada nacional, diversificar la capacidad productiva y desarrollar la competitividad.

Las reformas más importantes abandonadas por Humala, son: a) Inversión en infraestructura para la integración física del territorio y la consiguiente expansión e integración de los mercados internos; b) Desarrollo del mercado de capitales en moneda local para el financiamiento de la inversión privada nacional y su apertura a las MYPES y PYMES; c) Desarrollo de la agricultura y de la agroindustria sobre la base de la pequeña y mediana producción, con líneas de crédito para inversión y capital de trabajo fundamentalmente a través del AGROBANCO (con sistemas de garantías y seguro agrario); d) defensa de la agricultura de las prácticas de posición de dominio y de la competencia desleal de las importaciones de productos subsidiados; e) Aprovechamiento, social y ambientalmente sostenible, de nuestros recursos naturales, generando industria y cadenas productivas; y, f)  Revolución educativa y desarrollo de la ciencia, tecnología e innovación. Con estas reformas aumentaría la productividad y se diversificaría la inversión privada nacional.

Impulsar la ciencia, tecnología e innovación es fundamental para la diversificación productiva y la generación de valor agregado con contenido tecnológico. Fue una promesa destinar el 1% del PBI al desarrollo de la ciencia y tecnología, y crear un ministerio como parte de una reforma integral del sistema de ciencia, tecnología, innovación y competitividad. Pero el gobierno ha optado solo por reorganizar CONCYTEC y transferirlo a la PCM. Esta visión administrativista de la competitividad pertenece al ministro Castilla. Su exclusiva creencia en el libre comercio y en la inversión extranjera --que hoy se dirige básicamente a la minería--, es consistente con la opción por el piloto automático.

A modo de conclusión

Ahora hay consenso en que el estancamiento de la economía mundial será prolongado y en que la contracción de la demanda externa y la caída de los precios de los metales, afectarán el ritmo del crecimiento económico del país. Este escenario es propicio para cambiar el actual estilo de crecimiento y situar su fuente en los mercados internos. Pero, para que esto sea posible, y aumente la productividad y la competitividad, es necesario  no solo mejorar la calidad del gasto público, sino emprender las reformas mencionadas anteriormente.



Publicado en el diario La Primera, el sábado 28 

SALARIOS, MERCADO E INDUSTRIALIZACIÓN

domingo, 22 de julio de 2012

Félix Jiménez
Economista Ph.D.
Profesor Principal de la PUCP

Recientemente el presidente Humala ha vuelto a plantear la necesidad de industrializar el país. Ha dicho, por ejemplo, que el gran reto de su gobierno es encontrar un «equilibrio entre las actividades extractivas no renovables y las industriales». Al presidente de Loreto le dijo que para terminar con la dependencia del canon que percibe por la explotación del petróleo, es preciso «que se desarrollen actividades productivas alternativas». Está repitiendo lo que decía en la campaña electoral: «no hay ningún país que sea desarrollado solo con materias primas». ¿Pero sabrá que el desarrollo industrial y la diversificación productiva requieren de ciertas condiciones que los responsables de la política macroeconómica que él eligió, no entienden? 

La política cambiaria actual es contraria al desarrollo industrial

Para desarrollar industria en el marco de una economía abierta, es necesario contar con un tipo de cambio real, estable y competitivo. Este es el instrumento idóneo que debe sustituir al uso de los aranceles. Pero el presidente del Banco Central ratificado en el cargo por Humala, está castigando a los productores de bienes transables haciéndoles perder competitividad, al permitir la caída sistemática del tipo de cambio real. En los últimos 11 meses el tipo de cambio real multilateral ha disminuido 9.6% y el tipo de cambio real bilateral 3.9%. Este último ya había caído 19.7% entre julio de 2006 y julio de 2011. La caída del tipo de cambio obviamente solo favorece el desarrollo de las actividades extractivas.

Cuando baj el tipo de cambio real se abaratan las importaciones que son casi todas de productos manufacturados. Este abaratamiento no solo agrava el escaso desarrollo industrial de la economía al favorecer la penetración de importaciones, también acrecienta la dependencia de la economía por bienes importados. En 1975, año que precede a la crisis del proceso de industrialización sustitutiva de importaciones, los bienes de capital representaban el 22.8% de la producción manufacturera. Este porcentaje subió durante el fujimorato hasta  31.8% en 1997 y a 44.3% en los años 2008-2011. El porcentaje de la importación de insumos respecto de la producción manufacturera también creció significativamente: de 33.6% en 1975, pasó a 38.9% en 1997 y a 68% en los años 2008-2011. Las importaciones de insumos y bienes de capital ahora superan al monto de la producción manufacturera. También aumenta de manera espectacular el porcentaje de las importaciones de bienes de consumo respecto a la producción agrícola: de 11.1% en 1975, pasó a 40.9% en 1997 y a 51.3% en 2008-2011.

Salarios reales estancados y agricultura atrasada

El otro requisito es la existencia de mercados internos dinámicos. La fuerte dependencia de importaciones que acabamos de describir constituye un escenario adverso al desarrollo de la agricultura y de la industria. Este escenario se agrava con la existencia de una PEA ocupada que en su inmensa mayoría percibe salarios miserables: el 74.5% de los ocupados se encuentran en empresas de «1 a 10 trabajadores» donde el ingreso promedio, en es de 705.6 soles mensuales. De otro lado, el actual salario real promedio representa el 27.7% de su valor real registrado en 1973-1975 y el 37.1% de su valor real de 1960. El sueldo real promedio del sector público está peor: equivale al 12.4% de su valor real de 1973-1975 y al 11.8% de su valor real de 1960. Esta es la razón por la cual el brazo administrativo del Estado sufre de desnutrición crónica de conocimientos y calificaciones.

¿Ollanta Humala sabrá que los que perciben estos salarios no pueden ser parte de un mercado interno dinámico que el desarrollo industrial requiere? Recuérdese que ha dejado que sus ministros posterguen el segundo tramo de aumento del salario mínimo. Este salario se introdujo en 1962 como instrumento de política de ingresos precisamente durante el proceso de industrialización por sustitución de importaciones.

Finalmente, se ha descuidado la agricultura. Participa solo con el 8.5% en la generación del PBI y con 30.7% del empleo, y su productividad representa solo el 28.9% de la productividad media. A pesar de su atraso, el aumento del empleo y de los ingresos que acompaña al crecimiento económico no genera presiones al alza de los precios de sus productos, porque estas se neutralizan con las importaciones. Por ello un prerrequisito para una rápida industrialización, es el crecimiento y desarrollo de la agricultura sobre la base de mejoras en su productividad.

A modo de conclusión

El actual estilo de crecimiento --que es anti industrialista--,  está acompañado por un aumento del empleo no calificado de la variedad que Kalecki llamaba de «picos y palas». El PBI per cápita y los salarios reales promedio crecieron durante el período de industrialización hasta alcanzar un máximo en los años 1973-1975, después siguieron una tendencia decreciente hasta el año 1993 (véase gráfico). Las exportaciones reales per cápita también siguieron un comportamiento parecido. Lo que ocurrió después revela que el estilo de crecimiento (pro exportador) se apoya en el estancamiento de los salarios y descuida, por lo tanto, el desarrollo de los mercados internos. Entre 1993 y 2009 las exportaciones y el PBI crecen a las tasas promedio anuales de 6.5% y 3.6%, respectivamente; mientras los salarios crecen a la tasa insignificante de 0.4% promedio anual.




Publicado en el diario La Primera, el sábado 21.

LOS LÍMITES DEL CRECIMIENTO DIRIGIDO POR LAS EXPORTACIONES

domingo, 15 de julio de 2012

Félix Jiménez
Economista Ph.D.
Profesor Principal de la PUCP

Para los economistas especializados en temas de desarrollo (Kalecki, Rao y otros), la escasez de bienes de capital y la existencia de un sector agrícola atrasado --que concentra un porcentaje importante de la PEA ocupada de bajísima productividad y calificación--, son los factores que limitan el crecimiento y modernización de la economía. La existencia de subempleo y la escasez de oportunidades de empleo no se originan, según estos autores, en la insuficiencia de demanda efectiva, como, se supone, ocurre en los países desarrollados, sino en la insuficiencia de oferta efectiva. Así, todo impulso de la demanda, mediante por ejemplo la política fiscal, se traduciría en inflación más que en un aumento de empleos e ingresos, aumento que usualmente acompaña al crecimiento en los países desarrollados.

La reformulación de la hipótesis del subdesarrollo

Las características de la economía peruana de las últimas décadas, permiten reformular esa hipótesis del subdesarrollo. La carencia de un sector productor de bienes de capital y la existencia de un sector agrícola atrasado, siguen siendo las características de su subdesarrollo. Pero, el grueso de la PEA ocupada no calificada y de baja productividad ya no se concentra  en el sector agrícola, sino en el sector terciario de comercio y servicios, a los que se suma la construcción. La economía crece con salarios reales estancados, impulsada por la demanda externa y los altos precios de los minerales, no requiere de aumentos sostenidos de mano de obra calificada, y las presiones inflacionarias asociadas  al incremento de la demanda se neutralizan con importaciones. El límite al crecimiento no se encuentra entonces en la insuficiencia de oferta efectiva sino en la cuenta corriente de la balanza de pagos.

El escaso desarrollo industrial ha dado lugar a una fuerte dependencia de bienes de inversión importados que reproducen una estructura productiva funcional al modelo de crecimiento primario exportador dependiente de los mercados externos. Persiste el problema de orientación de la asignación de las inversiones, que coexiste con mercados internos reducidos y poco dinámicos.

En este tipo de economía, la creación masiva de empleos es fundamentalmente de la variedad que Michal Kalecki denominaba de «picos y palas», es decir, que demanda muy poco equipamiento de capital por trabajador y que no requiere de calificación como es el caso de los trabajadores de la construcción y de algunas actividades industriales y de servicios. En términos de composición del empleo, esto significa la concentración del empleo en las actividades de baja productividad como el sector terciario (comercio y servicios) y la construcción. Este estilo de crecimiento descuida por lo tanto a la industria y a la agricultura.

La orientación exportadora de la producción y sus límites

Las políticas neoliberales no han generado un proceso de modernización y diversificación de la capacidad productiva. En el marco institucional de la economía peruana actual, las inversiones se dirigen hacia las actividades de alta renta natural y/o con mercados cautivos, y donde las ganancias de competitividad internacional se logran con el abaratamiento de los costos salariales. Las inversiones, entonces, reproducen la estructura productiva poco diversificada, predominantemente de servicios de baja productividad que coexisten con una agricultura atrasada en el mundo rural. Por lo tanto, dada la estructura productiva poco diversificada, los aumentos de demanda se satisfacen con importaciones. El límite al crecimiento, entonces, no proviene de la existencia de una oferta inelástica de producción interna, sino de la cuenta corriente de la balanza de pagos.

El crecimiento se sostiene por el incremento notable de las exportaciones mineras que hoy aprovechan los altos precios de las materias primas en los mercados internacionales. Se trata, sin embargo, de un estilo de crecimiento que no constituye una solución de largo plazo a los problemas estructurales de la economía.  Cuando se termine la bonanza de los términos del intercambio y se reduzca sustancialmente la demanda internacional por nuestros productos, la crisis económica peruana será la expresión de la flagrante contradicción entre su estructura productiva poco diversificada y la incapacidad de sostener el ritmo de las importaciones para impedir la desaceleración del crecimiento económico.

A modo de conclusión

El crecimiento dirigido por las exportaciones ha estado en el centro del debate sobre las políticas del Consenso de Washington. Su énfasis en la exportación y la liberalización comercial ha dañado a los países en desarrollo de varias formas. Primero, ha dejado de lado el desarrollo de los mercados internos. Segundo, ha puesto en competencia a los países en desarrollo para ofrecer las mejores oportunidades a la inversión extranjera (race-to-the-bottom). Tercero, ha generado conflictos entre los trabajadores de los países en desarrollo y los países industrializados. Y cuarto, ha dañado la economía global creando un ambiente de exceso de capacidad y deflación. Cuando esta estrategia se aplica a nivel global, hay peligro de obtener resultados del tipo beggar-the-neighbor (empobrecer al vecino): todos tratan de crecer respaldados por la expansión de la demanda en otros países, y el resultado es, como dice Palley, un exceso de oferta y deflación globales.



Publicado en el diario La Primera, el sábado 14 de julio



Trinidad Imposible y Crisis de la Unión Europea: Lecciones para el gobierno de Humala

sábado, 30 de junio de 2012


La crisis en la Unión Europea (UE) empeora. Hay el riesgo de disgregación. Si Italia y España abandonan el euro, Portugal y Francia harían lo mismo. Esto ocurriría según Paul Krugman «si no hay un cambio en la política monetaria y fiscal en el bloque». En este escenario también saldría Alemania. Esto quiere decir que el rescate a la banca española no resuelve los problemas reales. La solución –dice el nobel-- tiene que ver con el abandono de la actual política fiscal de austeridad por otra que favorezca el crecimiento.

La crisis de la UE como crisis política

La situación que describe Krugman es una clara manifestación del «trilema político de la economía mundial» de Rodrik y que desarrolla en su reciente libro The Globalization Paradox: Democracy and the future of the World Economy. Según este trilema la mundialización económica (o la globalización), el Estado-Nación y la democracia política, son tres objetivos que no se pueden alcanzar simultáneamente. Se puede aspirar a conseguir como máximo dos de los tres objetivos, pero es imposible alcanzar los tres simultáneamente. La trinidad es imposible.



La democracia es compatible con la soberanía nacional únicamente cuando los Estados-Nación son capaces de limitar la globalización. De otro lado, una profunda integración a la economía mundial conservando los Estado-Nación, implica abandonar la democracia, porque obliga a eliminar los costos de transacción en el comercio y las finanzas, y a desmantelar todos los estándares regulatorios. Mantener un Estado-Nación receptivo a las necesidades de la economía mundial, es posible solo a expensas de la democracia y de los objetivos sociales y políticos «nacionales». Finalmente, la opción por la democracia y la mundialización, implica abandonar la soberanía nacional. Pero el alineamiento de las políticas democráticas con el objetivo de mercados globales o integrados, no es posible a escala mundial y ni siquiera a escala continental. El ejemplo –dice Rodrik-- es la crisis de la UE.

Lo que revela la crisis europea –otra de cuyas manifestaciones es la aparición de movimientos políticos nacionales contrarios a los programas de recortes presupuestales—, es que la integración económica no podía avanzar sin una profunda integración política. No tuvieron ni parece que van a tener una autoridad fiscal común, que era otro paso importante hacia esta integración. Los países de la UE renunciaron a la aplicación de políticas monetarias independientes, pero continuaron aplicando sus propias políticas fiscales y presupuestarias. La pérdida de soberanía monetaria está demostrando que no era compatible con la democracia por lo menos en esta etapa de la integración.  En plena crisis, los países de la UE --España y Grecia, por ejemplo--, no tienen acceso automático a un «prestamista de última instancia».

La globalización y el gobierno de Humala

Humala llegó al poder con un plan y una Hoja de Ruta que reivindicaban la soberanía e independencia en el diseño y aplicación de las políticas económicas. Esto implicaba abandonar el modelo neoliberal. El discurso del candidato Humala era nacionalista en el contexto de la actual globalización económica, porque se ubicaba nítidamente en la opción del fortalecimiento de la democracia y de la autodeterminación nacional. El nacionalismo preconizado por Humala rechazaba, por lo tanto, la globalización neoliberal; estaba claramente en contra de la eliminación de los estándares regulatorios en los servicios públicos, en el mercado de trabajo, en el movimiento internacional de capitales, en el comercio y en las finanzas. El Estado, en este discurso nacionalista, no podía ser obligado a seguir pautas internacionales que entran en conflicto con los objetivos internos; no podía ser obligado, por ejemplo, a renunciar a algo de democracia y a algo de soberanía nacional en aras del objetivo de la globalización. El logro de la «trinidad» es imposible.

El presidente Humala, luego de ratificar en puestos clave del gobierno a connotados representantes del neoliberalismo, «abandonó» su discurso nacionalista y fue persuadido de que en el mundo globalizado actual, todo capital rechazado en un país, se va a otro. Ahora parece creer que la volatilidad de las inversiones extranjeras y de las exportaciones, hace imposible optar por la estabilidad laboral, por el uso del salario mínimo como instrumento de la política de ingresos, o por un tipo de cambio estable y competitivo que exige controles a los movimientos de capitales. Esta carrera desregulatoria es la que practicaron los gobiernos neoliberales, desde el «fujimorismo» hasta el «alanismo»,  para supuestamente retener al capital extranjero en las actividades extractivas y rentistas, descuidando el desarrollo de los mercados internos.

A modo de conclusión

El actual escenario internacional de crisis constituye una oportunidad para recuperar el discurso nacionalista, optando por la autodeterminación nacional y la democracia, y limitando la globalización neoliberal. Este es el camino para cumplir con el compromiso de la gran transformación social, política y económica, cuyo objetivo es culminar la construcción de la nación y endogenizar el desarrollo del país en el marco de una economía abierta.


Publicado en el diario La Primera, el sábado 30 de junio.

La crítica a la concepción neoliberal de la crisis internacional

domingo, 24 de junio de 2012

Mario Vargas Llosa, en su artículo Las ficciones malignas, acusó a Paul Krugman de haber «contribuido a acelerar la fuga de capitales» al anunciar la posibilidad de un «corralito» en la economía española, y, poniéndose por encima del nobel de economía, nos endosó su concepción de la crisis. Dijo: hay crisis porque «los países gastaron más de lo que tenían», porque «construyeron Estados benefactores ejemplarmente generosos pero incapaces de financiar». Así, para el neoliberal Vargas Llosa la crisis europea actual no es otra cosa que el resultado del «fracaso del Estado». 

Sobre las interpretaciones de la crisis internacional

Hace poco un economista partidario del modelo neoliberal asumió la defensa de Paul Krugman. La lógica de su defensa, fue como sigue:  1) la creación del Euro –en 1999- estimuló la inversión del centro de la eurozona en su periferia; 2) la disminución de las tasas de interés en los años siguientes (por ejemplo, la tasa de la FED bajó de 6% en enero de 2001 a 1% en junio de 2003), dio lugar a un boom inmobiliario;  3) el auge económico originado por las bajas tasas de interés, mejoró las cuentas fiscales y redujo la deuda pública como porcentaje del PBI, excepto en Portugal y Grecia; 4) la burbuja inmobiliaria revienta con la subida de las tasas de interés (por ejemplo, la FED subió su tasa hasta alcanzar un máximo de 5.25% en el 2007), produciendo quiebras bancarias y recesión; 5) el rescate de los bancos, el subsidio al desempleo y la recesión aumentan el gasto público y, por lo tanto, el déficit fiscal; y, 6) el mayor déficit aumenta la deuda pública como porcentaje del PBI e induce a los inversionistas a exigir tasas de interés más altas para adquirir bonos soberanos; esto genera más déficit y, por lo tanto, más deuda respecto al PBI; y, el círculo vicioso continúa. Nuestro esmerado economista concluye entonces que el déficit fiscal «fue una consecuencia, no una causa, de la crisis europea».

El lector se habrá dado cuenta que es imposible identificar la causa de la crisis en este razonamiento. ¿Será la creación del Euro? ¿Serán las bajas o las altas tasas de interés? ¿Serán los bancos centrales que bajaron las tasas y provocaron el boom inmobiliario? ¿Será el subsidio al desempleo? 

Para defender a Krugman basta con citar a Krugman. En su libro The Conscience of a Liberal, Krugman dice que en el período que va de mediados de los cuarentas a mediados de los setentas, mejoró notablemente la distribución del ingreso dando lugar a un período sin precedentes de prosperidad. Este fue el período del Golden Age del capitalismo, caracterizado por aumentos de productividad que impulsaban el incremento de los salarios, lo que a su vez estimulaba el crecimiento de la demanda y del empleo. A este crecimiento le seguía el aumento de la inversión que daba lugar a mayores aumentos de la productividad y a nuevas mejoras salariales, generando así –lo que Palley y Krugman llaman-- un «círculo virtuoso keynesiano».

Para estos autores, entonces, el origen de la crisis tiene que ver con el fin de este círculo virtuoso, es decir, con el modelo neoliberal que se impuso en todo el mundo con la elección de Margaret Thatcher en 1979, de Ronald Reagan en 1980 y la generalización de las políticas del Consenso de Washington desde 1989 con el patrocinio del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. Las políticas neoliberales destronaron el papel motor de los salarios reales en el crecimiento de la demanda al desconectarlos de los aumentos de la productividad, y acrecentaron la desigualdad en la distribución de los ingresos. Según Krugman la desigualdad aumentó hasta alcanzar los niveles registrados en los años veintes y treintas del siglo pasado; y, el resultado fue la generación de insuficiencia estructural demanda efectiva.

Endeudamiento como motor del crecimiento de la demanda

La insuficiencia de demanda se neutralizó, dependiendo de la situación de cada país, con déficits fiscales, con la reducción del ahorro privado personal para aumentar la demanda de consumo, y con el aumento de la inversión productiva que seguía al incremento de la demanda agregada. La caída del ahorro se transformó rápidamente en desahorro debido al estancamiento de los sueldos y salarios reales, dando lugar a la expansión del endeudamiento. El neoliberalismo desmanteló todos los estándares regulatorios y, –como señala Palley--, convirtió al endeudamiento y a la inflación de los activos financieros en motor del crecimiento de la demanda.

Las innovaciones financieras alentaron la expansión de los créditos hipotecarios y de las deudas soberanas en un entorno desregulado y de bajas tasas de interés. Se elevaron los ratios de deuda privada respecto a los ingresos de las familias y de la deuda pública respecto al PBI, hasta hacerse insostenibles. Es claro que el creciente endeudamiento privado y público neutralizó la insuficiencia de demanda, en distintos momentos y con distintos énfasis en Estados Unidos y Europa, y, cuando las deudas se hicieron insostenibles, terminaron, en ambos casos, en recesión y crisis bancarias.

A modo de conclusión

La crisis internacional es entonces la crisis del modelo neoliberal; y, no un fenómeno puramente financiero. Por lo tanto, su solución supone abandonar el modelo neoliberal; eliminar el endeudamiento como motor del crecimiento de la demanda y restablecer el papel de los salarios y de los mercados internos.


Publicado en el diario La Primera,  el 24 de junio.

Concentración en Olmos: Otra muestra del extractivismo Humalista

sábado, 16 de junio de 2012


A Walter Sencia y Rudecindo Puma, muertos en la protesta legítima de Espinar

Las instituciones políticas y económicas se refuerzan mutuamente, generando un círculo virtuoso –cuando son inclusivas--, o un círculo vicioso –cuando son extractivistas. Por ejemplo, las instituciones políticas extractivistas que heredamos de la colonia –instituciones que menospreciaron a la población del interior del país--, facilitaron la constitución de grupos de poder económico –o instituciones económicas basadas en la concentración de la propiedad. Por su parte la estructura de intereses de estas instituciones económicas, también influyó en la estructura política, penetrando y usufructuando de los poderes del Estado, dando lugar a un círculo vicioso que con distintos énfasis se mantiene hasta la actualidad. Ollanta Humala ha entrado a este círculo vicioso del extractivismo. Para él los integrantes de la protesta social son también «perros del hortelano».

Instituciones inclusivas en La Gran Transformación y la Hoja de Ruta

Ollanta Humala se hizo del poder con un plan y una Hoja de Ruta que reivindican la práctica democrática de gobierno, el respeto escrupuloso a la división de poderes y, la plena vigencia de los derechos civiles, sociales, políticos y humanos. Para lograr la inclusión social y mejorar la distribución de la riqueza –según la Hoja de Ruta--, el Estado debe promover el desarrollo de mercados internos, la diversificación del aparato productivo y las exportaciones con mayor procesamiento y contenido tecnológico. Ambos documentos tienen, además, como lineamientos de política, velar por una explotación, social y ambientalmente sostenible, de nuestros recursos naturales, y defender a los agricultores de las prácticas de abuso de posición de dominio y de las importaciones de productos subsidiados que compiten deslealmente con la producción doméstica. Por lo tanto, Ollanta Humala asumió el poder con la promesa escrita de propiciar un círculo virtuoso entre instituciones políticas y económicas inclusivas.

El desarrollo de mercados internos era parte importante de las instituciones económicas inclusivas que se proponía en el plan; y, por el lado de las instituciones políticas se proponía transformar el Estado para hacerlo promotor del desarrollo social y regulador de la economía de mercado. Fomentar la competencia, combatir el monopolio y el oligopolio, e impedir el retorno del latifundio, era una tarea fundamental que se le encomendaba a las instituciones políticas. La presencia de los mercados no es por si misma una garantía de las instituciones inclusivas. Si los mercados son dejados a su suerte, dice Acemoglu, pueden ser crecientemente dominados por grupos económica y políticamente poderosos, y dejar de ser inclusivos. Las instituciones económicas inclusivas requieren de mercados, pero de mercados que funcionen con reglas iguales para todos y generen oportunidades económicas para la mayoría de la gente. Los monopolios y los latifundios son contrarios a los mercados inclusivos.

Otra muestra extractivista de Ollanta Humala

Ollanta Humala acaba de permitir la reaparición del latifundio en las tierras del proyecto de irrigación de Olmos. El candidato Humala dijo que Olmos sería para los agricultores lambayecanos, prometió democratizar el acceso a la tierra y ofreció desarrollar mercados priorizando la agricultura para reducir nuestra dependencia alimentaria; pero el presidente Humala acaba de ceder Olmos al gran capital. Tres empresas se han hecho propietarias de cerca de 78% de las 38 mil hectáreas que alcanzan las tierras de Olmos. Estas empresas son: Grupo Gloria con 15 mil 600 Has; Parfen S.A., con 4 mil Has;  y, Odebrecht con 10 mil Has.

En la subasta de diciembre pasado el ejecutivo solicitó a COFIDE comprar 8 mil Has, para luego ser adjudicadas en fideicomisos a los pequeños y medianos agricultores en parcelas de 25 a 100 Has. Esta solicitud fue bloqueada por el Ministro Castilla con su negativa a respaldar la operación de COFIDE con una resolución ministerial. Pero Humala no objetó la decisión de su ministro. De otro lado, en esa subasta de diciembre se favoreció al grupo Gloria, que ahora pasa a controlar 80 mil hectáreas a nivel nacional. Para evitar el acaparamiento, la regla estipulaba que cada postor podía comprar solo en un sector de entre los tres que se pusieron en subasta; pero al Grupo Gloria se le permitió comprar en más de un sector a través de su subsidiaria CoAzúcar, y a un precio base (4,250 dólares por Ha) inferior a los que pagaron otras empresas. Por ejemplo, Angloamerican pagó 12,500 dólares por Ha. Finalmente, el 30 de mayo pasado se cerró la venta de las 38 mil Has cambiando el contrato de concesión del proyecto de irrigación para adjudicarle a Odebrecht las últimas 10 mil Has que quedaban por subastar.

A modo de conclusión

El gobierno de Humala ha dejado que la subasta siga la lógica del extractivismo favoreciendo al gran capital, en contra de los pequeños y medianos agricultores. Ha permitido que se vendan tierras que costaron cerca de 20 mil dólares por Ha, a precios mucho menores. Humala no parece entender que la inclusión social es incompatible con el desarrollo de instituciones económicas extractivistas que depredan el medio ambiente, violan la competencia en los mercados, y lucran pagando salarios bajos. Su gobierno acaba de abrir una nueva puerta a la protesta social de los productores agropecuarios, por la soberanía alimentaria, por el agua, y la producción de pequeña y mediana escala. 



Publicado el sábado 16 de junio en el diario La Primera 

Democracia, Crecimiento y la Behetría de Ollanta Humala

sábado, 9 de junio de 2012


La muerte de dos conciudadanos con la violenta represión de la protesta social en Espinar efectuada por el actual gobierno, y su decisión concertada con el poder judicial para juzgar fuera de su jurisdicción al alcalde Óscar Mollohuanca, constituyen una grave violación a los derechos humanos y al Estado de Derecho. Decidir que los supuestos delitos cometidos durante la protesta social en Cajamarca y Espinar sean tratados en los juzgados de Chiclayo e Ica, respectivamente, es anticonstitucional. El inciso 3 del artículo 139° de la Constitución vigente señala como parte del principio de observancia del debido proceso que «Ninguna persona puede ser desviada de la jurisdicción predeterminada por la ley, ni sometida a procedimiento distinto de los previamente establecidos, ni juzgada por órganos jurisdiccionales de excepción ni por comisiones especiales creadas al efecto, cualquiera sea su denominación».

La concepción del «orden y autoridad» de Ollanta Humala

Humala sabe que uno de los objetivos de La Gran Transformación es practicar la democracia garantizando la separación de poderes y la vigencia plena de los derechos civiles, sociales, políticos y humanos; restituyéndole a la política el carácter de instrumento de la justicia; e instituyendo la evaluación y control constitucional de los gobernantes. Si propusimos el cambio de la Constitución, fue precisamente para profundizar la democracia y transformar el Estado para hacerlo más descentralizado y  promotor del desarrollo y de los derechos sociales universales. Pero, Humala ahora está siguiendo la ruta del autoritarismo, de los que siempre sacrificaron la libertad y los derechos ciudadanos en el altar del orden y la autoridad.

La descalificación de la legítima protesta y su violenta represión es contraria al nacionalismo que vertebra la propuesta de La Gran Transformación. El nacionalismo fue concebido como una alternativa democrática a la gestión excluyente y autoritaria de los gobiernos neoliberales. Nos propusimos construir un Estado Nación que constituya el espacio de vigencia de la democracia y los derechos ciudadanos. Por eso, transformar el país no podía implicar sacrificar la libertad y los derechos humanos y ciudadanos.

El actual gobierno que dice seguir La Gran Transformación  está confundiendo la naturaleza del Estado de Derecho, con la consecución del orden y el supuesto respeto a la autoridad, usando la ley. La autoridad, sobre todo la autoridad pública, se logra con una conducta ajustada a la ética y al derecho, no con la represión policiaca. Por eso, no hay ejercicio democrático con el monólogo ni con la imposición. La democracia tiene sentido cuando muchos, individuos y grupos, tienen algo que decir en las decisiones que toman los gobernantes. Esto implica abandonar la vieja y retrógrada costumbre de mirar por encima del hombro a los llamados gobernados; y para que esto ocurra, la ley y las instituciones deben limitar a los gobernantes.

No hay que olvidar que cuando un gobernante concentra mucho poder, se mina los fundamentos de la democracia y del pluralismo; se renuncia a las instituciones inclusivas y se opta por el extractivismo. Las instituciones inclusivas se basan en restricciones al ejercicio del poder y en una distribución plural del poder político en la sociedad. La habilidad de un grupo de imponer su voluntad a los otros sin restricciones, amenaza al propio Estado de Derecho.

No hay crecimiento ni desarrollo con autoritarismo y sin democracia

Humala debe saber que el crecimiento económico sostenido requiere que los gobernantes respeten los derechos ciudadanos y fortalezcan la democracia. La práctica de la democracia dota de credibilidad a los gobernantes.  Hay estudios que muestran que el Estado actúa buscando su propio interés, a menos que las instituciones democráticas lo obliguen a actuar en pos del bien común. Desde esta perspectiva, los dictadores son una fuente de ineficiencia y, por lo tanto, la dictadura no está asociada a un crecimiento más acelerado.

La democracia tiene un mejor desempeño –dice Dani Rodrik-- en varias dimensiones: produce menos incertidumbre y volatilidad (con respecto a las tasas de crecimiento futuras y a las fluctuaciones macroeconómicas), presenta un mejor manejo de los shocks y produce resultados distributivos que son más deseables. Por un lado, en democracia, las políticas económicas están restringidas por las preferencias del votante mediano, por lo tanto, la probabilidad de que se produzcan resultados extremos es baja. Por otro lado, las formas institucionalizadas de participación política permiten una mayor capacidad de expresión reduciéndose la necesidad del conflicto social. Tercero, en democracia resulta más difícil excluir a los rivales políticos de los beneficios económicos, reduciéndose los incentivos a la no cooperación. Además, la democracia mejora la distribución del ingreso desde los beneficios hacia los salarios, mientras que los regímenes autoritarios transfieren ingreso desde los trabajadores hacia los empleadores.

A modo de conclusión

Es importante que Humala sepa que los regímenes democráticos favorecen el proceso de participación política, de competencia y fiscalización por parte de la ciudadanía,  e incrementan el poder de negociación de los trabajadores y de los que menos tienen. Pero también es importante que sepa que no puede haber crecimiento, ni desarrollo, con represión y ausencia de libertad. El progreso no se puede fundar en la esclavitud o la servidumbre.



Publicado en el diario La Primera, el sábado 9 de junio.

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